top of page

Marcas

La industria textil es una de las más potentes. De hecho, se calcula que una de cada seis personas en el mundo trabaja en el sector, lo que lo convierte en el más intensivo en mano de obra. Concretamente en España se gastan unos 451,79 euros al año en ropa por persona. No obstante, desde la idea original del diseñador hasta que el producto llega a manos de los consumidores, las prendas emprenden un largo viaje por diferentes continentes, aunque los consumidores normalmente no saben cómo se distribuye la cadena de producción del textil y en qué condiciones se han producido las prendas que se acaban de comprar. 

Elaborado por New Consumer Trends

Las grandes y pequeñas marcas

​

El sector de la moda está conformado por un lado, por grandes y pequeñas marcas y por el otro, por los diseñadores. Así pues, las grandes empresas como Inditex o H&M son las que acaparan gran parte de la demanda de los consumidores. Sin embargo, estas marcas con un precio tan asequible  y con una renovación constante de la ropa que venden, incentivan a un nuevo hábito de consumo de moda: la fast fashion, una forma de producción de ropa que permite acortar los tiempos de creación y realización de un producto, efectuando su proceso de venta de forma más rápida. En el caso de Zara, propiedad de la compañía española Inditex, hasta hace un tiempo trabajaban con unas pocas colecciones al año, ahora sin embargo, ofrece más de veinte cada doce meses. La sueca H&M no se queda muy atrás y llega a las 16 colecciones anuales.

​

La mayoría de los diseñadores de moda consideran el fenómeno de la fast fashion como un problema. Según el fundador de la 080 Barcelona, Vicenç Mustarós, no se puede hablar de industria de la moda ya que que la moda no es una industria. La moda es cultura y creatividad. Sin embargo, las grandes marcas, aparte de contribuir a la fast fashion, caen en el error de hacer versiones low cost de prendas de los diseñadores más destacados mundialmente. Es el caso de Inditex, que degrada así la cultura de la moda, no ayudando, de esta forma, a los creadores, sino al contrario, impidiendo poder desarrollar el talento contra la inmediatez y el poco valor de la prenda.


Krizia Robustella, diseñadora y profesora de IDEP Moda, habitual en muchas ediciones de la 080 Barcelona, también subraya que el problema es el poder adquisitivo de la gente y la poca cultura de apreciar el trabajo artesano. Explica que sus colecciones se hacen en Barcelona, que no se cosen en cadena sino que se cortan una a una y se cosen con acabados cuidados, en producciones pequeñas, con tejidos de calidad, algunos llegando incluso a costar 80€/metro, y esto la gente no lo aprecia. En cambio, el éxito de muchas de las grandes marcas sale de vender ropa que está a la "moda" a precios de "mercadillo". Eso solo se consigue explotando a todos los que puedas para abaratar costes al máximo. 

​

Así pues, crear cultura entorno a la moda es muy importante, primero, por la gente con talento, creadores y profesionales del sector que lo tienen muy difícil y se encuentran desprotegidos en este sentido. En segundo lugar, para que el consumidor entienda el precio de las prendas, enseñándole de dónde provienen los tejidos, el trabajo que ha costado fabricarlas entre otros aspectos que hacen que suba el coste.

MARCAS
CONFECCIÓN

En los últimos 20 años, con el auge de la fast fashion se observa una clara deflación de los precios de la ropa. Sin embargo, los costes de la producción siguen siendo los mismos o incluso mayores y aquí empieza una de las problemáticas más destacadas del siglo XXI: la explotación de los trabajadores textiles en los países subdesarrollados.

​

Las grandes empresas, como Inditex, encargan la confección de sus prendas a fábricas donde las trabajadoras trabajan sin pausa. No solo es preocupante el poco descanso del que disponen, sino que por 15 horas diarias que trabajan, cobran tres dólares al día y diez dólares al mes. Así podemos entender claramente por qué las grandes marcas de ropa buscan la producción de sus prendas en países del tercer mundo: allí no existen derechos básicos como el de asociación o el de crear sindicatos, el salario mínimo es ínfimo, no existe baja por maternidad, se permite trabajar a niños menores de 16 años, no existen las pensiones, entre otros aspectos que las grandes compañías aprovechan. 

​

Además, la industria textil es la segunda más contaminante, detrás del petrolera, por lo que los trabajadores se ven obligados a trabajar con materiales totalmente corrosivos: es el caso del cromo, un material que usan para trabajar el cuero negro barato y que a menudo provoca en los trabajadores cáncer de estómago, de hígado, problemas dermatológicos graves o enfermedades como la ictericia.

​

Asimismo, nos encontramos con un problema trascendental en el que se juega con un derecho básico y fundamental: la vida. Frecuentemente, la condición de los edificios donde trabajan es deplorable. Lo vemos claramente en el accidente de 2013 de Rana Plaza, en un distrito de la capital de Bangladesh, Daca, donde una fábrica de ocho plantas se derrumbó y mató a casi 1.000 trabajadores, a pesar de que avisaran previamente de las grietas que existían en el edificio. Es la peor catástrofe de la historia de la industria textil. 

La confección de la ropa en países subdesarrollados

Alternativas sostenibles

​

A pesar de la cara oculta que se esconde bajo nuestras prendas, es destacable que hay empresas que, conscientes de las malas prácticas del sector, han decidido poner en marcha alternativas sostenibles y ecológicas

​

Una de las alternativas que más favorecida se ha visto durante los últimos años ha sido el sector de las tiendas de ropa de segunda mano, ahora conocidas por tiendas de ropa vintage.  Si bien es cierto, esta opción no es nueva, gracias a la concienciación de una parte de los consumidores, han visto un aumento de su público. Así nos lo contó Manu Elies, propietario de una tienda de ropa de segunda mano.

​

SOSTENIBILIDAD

Otra alternativa al fast fashion son las marcas de ropa sostenible, como es el caso de Bask Brand. una iniciativa de Uxue y Jon que apuesta por una marca de ropa sostenible que representa un estilo de vida aventurera, viajera, inconformista, con ganas de cambiar el mundo y que se ha financiado gracias a una campaña de crowdfunding. Ellos quieren difundir mensajes de conciencia y respeto a cerca de lo que nos rodea, hacer ver que necesitamos cambiar para que el daño que estamos generando a nuestro planeta pare y comience a disminuir. Para ello, ofrecen una solución alternativa para poder vestir acorde a sus valores. Emplean la economía circular para la confección de las prendas, dejando de producir más elementos y reutilizando los ya existentes. Por lo tanto, las telas son recicladas. Además, la producción la hacen en Irún (País Vasco) dado que quieren fomentar la economía local y por eso optan por un producto de kilómetro 0. Para ellos vestir bien significa vestir valores: “Ofrecemos dejar de ser un problema y ser parte de la solución”.

¿De qué eres más?

bottom of page